Té madrugada 101

 
 
 

Lo hizo sin mí. Me enteré al día siguiente cuando lo comentó. Según él, me invitó en su momento y yo le dije que no, así de claro: No. Fue una noche de insomnio suya y de sueño profundo mío. Entró al baño, regresó, trató de volver a dormir y, dice él, le pregunté por su inquietud. Decidió preparar un té, me ofreció y no acepté su oferta. En la mañana, cuando vi una taza vacía en su buró, supe que para el té de madrugada ya no soy necesaria.

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