Té madrugada 66
La bienvenida a Colombia incluía, junto con la carpeta de actividades de trabajo, una caja de té de coca. Un gesto amable para prevenir el mal de altura, ya que Bogotá está a 2,649 metros sobre el nivel de mar. No lo requerí para usos terapéuticos debido a la altura de la ciudad en la que vivo, pero ya en casa he encontrado que una taza por la mañana me anima como para subir y bajar montañas. Andino, le llamo al estado energético que me proporciona esa infusión.